Las protestas contra los operativos de deportación impulsados por el gobierno de Donald Trump comenzaron en Los Ángeles y se han extendido a otras grandes ciudades de Estados Unidos, como Nueva York, Chicago, Houston y Filadelfia. Las manifestaciones, que surgieron en rechazo a las redadas del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE), derivaron en enfrentamientos con la Policía, vehículos incendiados y toques de queda.

En la ciudad californiana, la bandera de México se convirtió en un símbolo de los manifestantes, quienes la ven como un emblema de la diversidad del país. Sin embargo, desde el gobierno se interpreta como una señal de la “invasión” migratoria que Trump denuncia con frecuencia.


La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, lanzó una advertencia a quienes intenten replicar las protestas: “Este es un mensaje inequívoco para los radicales de izquierda. No tendrán éxito. Prevalecerá el orden”.


Como respuesta a las manifestaciones, Trump ordenó el despliegue de 4.000 efectivos de la Guardia Nacional y 700 marines en California, medida rechazada por el gobernador demócrata Gavin Newsom y la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, por considerarla una provocación innecesaria. El presidente incluso amenazó con invocar la Ley de Insurrección, que le permitiría usar al Ejército dentro del país para contener disturbios.
A pesar del despliegue militar, las protestas continuaron, y las autoridades locales impusieron un toque de queda en el centro de Los Ángeles. Desde el gobierno local señalaron que la situación fue «incendiada» por las declaraciones del propio Trump.
En Texas, el gobernador republicano Greg Abbott también movilizó a la Guardia Nacional para contener las manifestaciones. «Protestar pacíficamente es legal; dañar propiedad o agredir a personas es ilegal y será castigado», escribió en su cuenta de X.
Para este miércoles se espera una movilización en San Antonio, ciudad texana de mayoría latina. También están previstas protestas para el sábado en Houston, Dallas y Austin, en el marco de una jornada nacional de rechazo a la política migratoria de Trump.
Las manifestaciones coincidirán con el desfile militar organizado en Washington para conmemorar los 250 años del Ejército estadounidense, una celebración que también marcará el cumpleaños número 79 del presidente. Trump ya advirtió: “Si hay protestas, los manifestantes se enfrentarán a una fuerza muy grande”.
En paralelo, y por el aumento de tensiones con Irán, EE. UU. comenzó a evacuar parte de su personal diplomático en Oriente Próximo.