El mundo vivió un día histórico y cargado de emoción, especialmente para los católicos. El papa argentino Francisco fue acompañado por 400.000 personas entre la Plaza San Pedro y el recorrido de su cortejo por Roma, en uno de los acontecimientos más importantes del siglo XXI. Su recuerdo y legado ya empiezan a sentirse.

«Fue un papa entre la gente, con el corazón abierto a todos», dijo el cardenal Gian Battista Ré en la homilía, ante líderes mundiales como Donald Trump, Georgia Meloni, Javier Milei, Emmanuel Macron y Lula da Silva. Pero, sobre todo, frente a centenares de miles de fieles que, tras 12 años de pontificado, lo sintieron como propio.





Tras la ceremonia en San Pedro, el féretro de Francisco fue trasladado a la Basílica de Santa María la Mayor, su lugar elegido para el descanso eterno. El cortejo recorrió seis kilómetros por las calles de Roma, en medio del saludo de miles de personas que se agolparon para despedirlo. El trayecto, breve pero simbólico, pasó por sitios emblemáticos como la Plaza Venecia y el Coliseo.
La ceremonia inició puntualmente a las 10 de la mañana en Roma (5 en Argentina). Desde temprano, la televisión vaticana mostró el arribo de los líderes mundiales. La delegación argentina, encabezada por el presidente Javier Milei, ocupó un sitio de honor, recordando que desde Buenos Aires partió el cardenal Jorge Mario Bergoglio en 2013 para convertirse en Francisco.
En su homilía, Gian Battista Ré recordó la imagen del Papa saludando a los fieles desde el papamóvil en la última Pascua, a pesar de sus problemas de salud. Tras casi dos horas, la ceremonia concluyó y se puso en marcha el operativo especial para cumplir su última voluntad: descansar en la basílica consagrada a la Virgen María, junto a la imagen de la “Salus Populi Romani”, su advocación mariana preferida.
El último viaje de Francisco por Roma fue seguido por otras 200.000 personas. El recorrido simbólico partió desde El Vaticano, cruzó el Tíber y avanzó por la Vía Vittorio Emanuele, la Plaza Venecia y la Vía Dei Fori Imperiali, hasta llegar al Coliseo. Finalmente, el cortejo subió por la Vía Merulana para alcanzar Santa María la Mayor.
Allí, en un gesto de gran intimidad, el féretro fue depositado frente a la Capilla Paulina, antes de ser llevado al nicho elegido por el Papa. Una simple placa con la inscripción «Franciscus» marcará el sitio donde descansará el «padre Jorge», el obispo de Roma que, hace 12 años, fue «buscado al fin del mundo» para liderar a la Iglesia.