La NASA anunció esta semana que desde enero está siguiendo la trayectoria del asteroide 2024 YR4, el cual tiene un 1,6% de probabilidades de impactar contra la Tierra en diciembre de 2032. Aunque el porcentaje sigue siendo bajo, es superior al de casos recientes y ya se han identificado posibles zonas de impacto.

Según los cálculos actuales, de producirse la colisión, el 22 de diciembre de 2032 el asteroide podría caer en un corredor que atraviesa el este del océano Pacífico, el norte de Sudamérica, el Atlántico, África, el mar Arábigo y el sur de Asia.





El seguimiento de 2024 YR4 fue informado el 29 de enero por la Red Internacional de Advertencias sobre Asteroides (IAWN, por sus siglas en inglés). Su representante, Tim Spahr, destacó que la probabilidad de impacto supera el 1%, lo que lo convierte en un «evento raro». De hecho, en los últimos días, la estimación inicial del 1,3% fue elevada al 1,6%.
Comparaciones con el impacto en Rusia en 2013
El último impacto significativo de un asteroide ocurrió en febrero de 2013 en Chelyabinsk, Rusia, donde la explosión generó daños en la ciudad y dejó 1.500 heridos. La energía liberada fue equivalente a 30 bombas de Hiroshima.
En el caso del 2024 YR4, se estima que su impacto podría liberar una energía de hasta 10 megatoneladas de dinamita, un poder destructivo considerablemente mayor. Sin embargo, Spahr recordó que el planeta ha experimentado pruebas nucleares con una potencia similar sin efectos globales catastróficos, como tsunamis a gran escala.
Perspectiva de los expertos
La advertencia de IAWN se basa en datos recopilados por la NASA y la Agencia Espacial Europea. No obstante, desde Estados Unidos han buscado tranquilizar a la población, aclarando que la probabilidad de impacto sigue siendo muy baja.
Kelly Fast, de la Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria de la NASA, afirmó:
«La comunidad internacional está atenta y tomando nota de que este asteroide ha alcanzado este umbral. Lo tomamos en serio, pero es importante ponerlo en perspectiva. La posibilidad de impacto sigue siendo muy baja, aunque no nula».
Los científicos seguirán monitoreando la trayectoria del 2024 YR4 y ajustando sus cálculos a medida que se recopilen nuevos datos.